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Diagnóstico del cáncer de riñón

El cáncer de riñón se podría detectar porque una persona presenta signos o síntomas, o se podría descubrir mediante pruebas de laboratorio o estudios por imágenes que se realizan en una persona por otro motivo. El diagnóstico definitivo de cáncer de riñón se realiza examinando una muestra de células renales en el laboratorio o, a veces, por la forma en que el riñón se ve en un estudio por imágenes. Si usted cree que presenta posibles signos o síntomas de cáncer de riñón, consulte con su médico.

Antecedentes médicos y examen físico

Si usted presenta cualquier signo o síntoma que sugiera que pudiese tener cáncer de riñón, su médico realizará un historial médico completo para analizar los factores de riesgo y saber más sobre los síntomas.

Un examen físico permite  obtener información sobre los signos del cáncer de riñón y otros problemas de salud. Por ejemplo, el médico podría  palpar una masa (protuberancia) anormal mientras examina su abdomen (vientre).

Si los síntomas o los resultados del examen físico sugieren que usted pudiera tener cáncer de riñón, probablemente se realizarán más pruebas, como pruebas de laboratorio, estudios por imágenes, o biopsias del riñón.

Análisis de sangre

Las pruebas de laboratorio no pueden indicar con certeza si una persona tiene cáncer de riñón, pero algunas veces pueden dar el primer indicio de que puede haber un problema con los riñones. Si el cáncer ya se ha diagnosticado, las pruebas de laboratorio también se hacen para obtener una idea del estado general de salud de la persona y para ayudar a determinar si el cáncer se ha propagado a otras áreas. Las pruebas de laboratorio también pueden ayudar a indicar si una persona es lo suficientemente saludable como para someterse a una operación.

Las pruebas especiales se hacen en una muestra de orina para detectar pequeñas cantidades de sangre y otras sustancias que no se puedan ver a simple vista. Alrededor de la mitad de todos los pacientes con cáncer de células renales tendrá sangre en la orina. Si el paciente tiene un carcinoma de células transicionales (en la pelvis renal, el uréter o la vejiga), algunas veces una prueba especial de la muestra de orina (llamado citología de la orina) mostrará células cancerosas en la orina.

Recuento sanguíneo completo

esta prueba mide las cantidades de las diferentes células en la sangre. A menudo, el resultado de esta prueba es anormal en personas con cáncer de riñón. La anemia (debido a que hay muy pocos glóbulos rojos) es muy común.

Con menos frecuencia, puede que una persona tenga muchos glóbulos rojos (policitemia) debido a que las células cancerosas del riñón producen una hormona (eritropoyetina) que estimula a la médula ósea a producir más glóbulos rojos. Además, los recuentos sanguíneos son importantes para asegurar que una persona está lo suficientemente saludable como para someterse a una cirugía.

Análisis químico de la sangre: se hacen generalmente en las personas que podrían padecer cáncer de riñón, ya que el cáncer puede afectar los niveles de ciertos químicos en la sangre. Por ejemplo, a veces se encuentran altos niveles de enzimas hepáticas. Es posible que aumenten los niveles de calcio en sangre, lo que podría requerir más estudios por imágenes. Las pruebas bioquímicas de la sangre también evalúan la función renal, lo que es especialmente importante si se planea realizar ciertos estudios por imágenes o cirugía.

Análisis de orina

Esta prueba de su orina se puede hacer si su médico sospecha de un problema renal.

Estudios por imágenes para detectar el cáncer de riñón

Los estudios por imágenes utilizan ondas sonoras, rayos X, campos magnéticos o sustancias radiactivas para obtener imágenes del interior del cuerpo. Los estudios por imágenes se realizan por varias razones, incluyendo:

  • Encontrar áreas sospechosas que podrían ser cancerosas
  • Saber cuán lejos se podría haber propagado el cáncer
  • Ayudar a determinar si el tratamiento es eficaz
  • Detectar posibles signos del cáncer que regresa después del tratamiento

Contrario a la mayoría de los otros tipos de cáncer, los médicos a menudo pueden diagnosticar con bastante precisión el cáncer de riñón basándose en los estudios por imágenes y sin realizar una biopsia (extirpación de una muestra del tumor). No obstante, puede que algunos pacientes necesiten una biopsia

Tomografía computarizada

La tomografía computarizada (CT scan) usa rayos X para producir imágenes transversales detalladas de su cuerpo. Este estudio puede proporcionar información precisa sobre el tamaño, la forma y la localización de un tumor. También es útil para determinar si un cáncer se ha propagado a ganglios linfáticos cercanos o a órganos y a tejidos fuera del riñón.

Biopsia con aguja guiada por CT: si se necesita una biopsia del riñón, este estudio también se puede utilizar para guiar la aguja de la biopsia hacia la masa con el fin de obtener una muestra y saber si hay cáncer.

Cuando se realiza una CT para examinar los riñones, a menudo es necesario usar una sustancia de contraste por vía intravenosa para destacar mejor ciertas zonas en la exploración. La sustancia de contraste puede causar daño a los riñones. Esto ocurre con más frecuencia en pacientes cuyos riñones no están funcionando bien en primer lugar. Debido a esto, se verifica la función renal con un análisis de sangre antes de administrar el contraste por vía intravenosa (IV).

Imagen por resonancia magnética

Las imágenes por resonancia magnética se pueden realizar en las personas que no pueden recibir la sustancia de contraste de la tomografía computarizada (CT) porque son alérgicas a la misma o porque la función renal es deficiente. Los estudios por MRI también se pueden hacer si existe una probabilidad de que el cáncer se haya desarrollado en los vasos sanguíneos principales del  abdomen (como la vena cava inferior), ya que proveen una mejor imagen de los vasos sanguíneos que las CT. Por último, las MRI pueden utilizarse para examinar las áreas anormales en el cerebro y la médula espinal que pueden deberse a la propagación del cáncer.

Ecografía (ultrasonido)

La ecografía puede ayudar a encontrar una masa en un riñón y mostrar si es sólida o está llena de líquido (los tumores renales tienen más probabilidad de ser sólidos). Los diferentes patrones de ecografía también pueden ayudar a los médicos a diferenciar entre algunos tipos de tumores renales benignos y malignos.

Si se necesita una biopsia del riñón, este estudio también se puede utilizar para guiar la aguja de la biopsia hacia la masa con el fin de obtener una muestra.

Te puede interesar: ¿Cuáles son las etapas del cáncer de riñón?

Angiografía

La angiografía es un estudio de radiografía que se usa para examinar los vasos sanguíneos. En la angiografía tradicional, se inyecta una sustancia de contraste en la arteria renal, y el colorante delinea los vasos sanguíneos. Luego se toman radiografías para identificar y trazar un mapa de los vasos sanguíneos que alimentan al tumor del riñón.

En algunos pacientes, este estudio puede ayudar en la planificación de la cirugía. La angiografía también puede ayudar a diagnosticar cánceres renales, ya que los vasos sanguíneos usualmente presentan una apariencia especial con este estudio.

Hoy día, la angiografía se hace a menudo como parte de la CT o la MRI, en lugar de un estudio por rayos X separado. Esto significa que se utiliza menos sustancia de contraste, lo que es útil ya que el tinte puede afectar la función renal.

Radiografía de tórax

Se puede realizar una radiografía después del diagnóstico de cáncer riñón para saber si el cáncer se ha propagado a los pulmones. Sin embargo, más a menudo, se realiza una tomografía computarizada del tórax porque se pueden observar mejor las áreas anormales. 

Gammagrafía ósea

Este estudio puede ayudar a mostrar si el cáncer se ha propagado a los huesos. Se inyecta una pequeña cantidad de material de baja radiactividad en la sangre que se acumula principalmente en las áreas anormales de los huesos. Podría realizarse si existiera una razón para pensar que el cáncer se pudo haber propagado a los huesos, como dolor de hueso o a los resultados de pruebas de laboratorio que muestran un elevado nivel de calcio.

Biopsia de riñón

Contrario a la mayoría de los otros tipos de cáncer, a veces no es necesario realizar biopsias para diagnosticar tumores del riñón. En algunos casos, los estudios por imágenes pueden proveer información suficiente para que el cirujano decida si se necesita o no una operación. Entonces, el diagnóstico se confirma cuando parte del riñón que fue extirpado se examina en el laboratorio.

Puede que se haga una biopsia para obtener una pequeña muestra de tejido de un área que pudiera ser cáncer, cuando los estudios por imágenes no son suficientemente concluyentes para permitir la cirugía. Además, una biopsia se puede realizar para confirmar el cáncer si la persona puede que no se someta a cirugía, por ejemplo cuando existen pequeños tumores que serán observados y no tratados, o cuando se están considerando otros tratamientos.

La biopsia por aspiración con aguja fina y la biopsia por punción con aguja gruesa son dos tipos de biopsias de riñón que se pueden llevar a cabo.

En los casos en que los médicos crean que el cáncer de riñón se haya propagado a otros sitios, puede que se haga una biopsia de la localización metastásica y no del riñón.

Resultados de la biopsia

Las muestras de biopsia se envían a un laboratorio donde las examina un patólogo, médico especializado en diagnosticar enfermedades mediante pruebas de laboratorio. Si se descubre cáncer de riñón, una importante característica que se evalúa es el grado, llamado específicamente el grado de Fuhrman.

El grado de Fuhrman se determina al examinar las células cancerosas del riñón en un laboratorio. Muchos médicos lo usan para describir cuán rápidamente podría crecer y propagarse el cáncer. El grado se basa en qué tan parecidas son las células cancerosas a las células normales del riñón. A los cánceres de células renales generalmente se les asigna un grado en una escala de 1 a 4. Los cánceres de células renales de grado 1 tienen células que se parecen mucho a las células normales del riñón. Por lo general, estos cánceres crecen y se propagan lentamente y suelen tener un buen pronóstico. Por el contrario, el cáncer de células renales de grado 4 luce bastante diferente de las células normales del riñón. Estos cánceres suelen tener un peor pronóstico.

Fuente: American Cancer Society

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