Cómo los nuevos tratamientos están redefiniendo el linfoma
En el pasado, el diagnóstico de linfoma a menudo evocaba una gran incertidumbre al ser una enfermedad de alto impacto. Sin embargo, en la actualidad, la narrativa ha cambiado de manera significativa. Los avances médicos y científicos han revolucionado la manera en que abordamos esta enfermedad, transformando lo que alguna vez se consideró una sentencia de muerte en un horizonte lleno de esperanza y posibilidades.
El Dr. Carlos Méndez, hematólogo-oncólogo, le explicó a este medio sobre los aspectos esenciales de esta enfermedad que afecta a gran parte de la población.
“El linfoma, aunque se enmarca en el contexto del cáncer, no necesariamente conlleva una sentencia de muerte. El linfoma es un término amplio que abarca diversas variantes, específicamente designando un cáncer del sistema inmunológico. Se origina en los nodos linfáticos, los vasos linfáticos e incluso puede afectar el timo, un órgano crucial durante la niñez y adolescencia”, dijo a este medio.
Es decir, el linfoma se manifiesta como un crecimiento anormal de las células del sistema inmunológico. De acuerdo con el doctor, aunque es una enfermedad seria y potencialmente amenazante para la vida, “afortunadamente, es altamente tratable”.
Posteriormente, resaltó que es vital entender que no debemos considerarlo como una sentencia de muerte. Dicho esto, “el linfoma se subdivide en múltiples subtipos. Estas clasificaciones, como el linfoma de Hodgkin y el linfoma no Hodgkin, se basan en características celulares y comportamiento”.
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Síntomas del linfoma
En cuanto a los síntomas en la fase de diagnóstico de un linfoma, mencionó el doctor es importante comprender que esta enfermedad es conocida como el «gran imitador». Se refiere a que sus manifestaciones son variadas y no específicas, lo que dificulta un diagnóstico temprano.
“Uno de los síntomas comunes es la presencia de ganglios linfáticos inflamados, que pueden ubicarse en áreas como el cuello, las axilas o la ingle. Estos bultos, generalmente indoloros, tienden a aumentar en tamaño y cantidad con el tiempo”, explicó el especialista.
De igual manera, el doctor Méndez precisó que además, los pacientes pueden experimentar pérdida de peso no deseada, fiebres inexplicables, así como sudoración nocturna intensa, conocida como «night sweats».
“A pesar de que estos síntomas no son característicos solo del linfoma, su persistencia y naturaleza son indicios que nos ayudan a dirigirnos hacia un diagnóstico certero”, dijo.
Importancia de reconocer la condición
Con el conocimiento adecuado, la atención médica oportuna y los avances en tratamientos, existe una esperanza real de superar esta enfermedad.
“Indudablemente, considero que este tema merece una atención especial debido a la tendencia a confundirse con otras enfermedades. Este desafío es uno de los que enfrentamos, ya que los síntomas pueden ser engañosos. Con frecuencia, los pacientes acuden a sus médicos primarios con síntomas como fiebre o incluso una tos leve. Es importante entender que el linfoma, aunque se origina en el sistema linfático, no se limita a ese ámbito”.
En este sentido, señaló que los linfomas pueden afectar diversos órganos del cuerpo, lo que resulta en una variedad de síntomas relacionados. Por ejemplo, si el linfoma involucra los pulmones, es posible presentar una tos persistente que a menudo se confunde con bronquitis y no responde a tratamientos convencionales con antibióticos. Además, algunos linfomas pueden afectar el hígado, lo que puede manifestarse como inflamación hepática, observable mediante exámenes físicos y cambios en el color de la piel, tornándose amarillenta en casos severos.
“El linfoma siempre se incluye en el diagnóstico diferencial debido a su capacidad para presentarse con una amplia gama de síntomas. Desafortunadamente, esto complica el proceso de diagnóstico, ya que puede debutar con cualquier conjunto de síntomas”.
Diagnóstico del linfoma
En cuanto a la obtención del diagnóstico, en ocasiones, esto se logra después de algunos estudios básicos. Acudir al médico primario y realizar exámenes de sangre estándar, como el CBC y el bmpp, que evalúan la función renal y hepática, respectivamente, junto con una radiografía de la zona afectada, puede llevar a descartar otros posibles diagnósticos y acercarse al diagnóstico correcto.
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El doctor, no obstante, precisó que este proceso puede llevar desde varias semanas hasta meses, lo cual es lamentablemente común en esta situación.
Tratamiento del linfoma
Una vez que se establece el diagnóstico, el enfoque se traslada al tratamiento. En esta etapa, como en todo tipo de cáncer, y específicamente en los linfomas, es esencial realizar una biopsia.
“Esta muestra de tejido, obtenida a través de un procedimiento invasivo realizado por un cirujano o radiólogo, es examinada bajo el microscopio y sometida a pruebas patológicas para obtener información relevante. Aunque el proceso de análisis patológico puede llevar varios días, es fundamental para comprender la naturaleza exacta del linfoma y su clasificación en subtipos como Hodgkin y no Hodgkin. Estas clasificaciones guían la elección del tratamiento, que puede variar desde distintos tipos de quimioterapia hasta enfoques más específicos según el tipo de linfoma”, explicó el doctor Méndez.
En este sentido, el especialista señaló que es innegable que el linfoma, al ser un subtipo de cáncer, puede generar aprensión. En el contexto oncológico, enfrentar la palabra «cáncer» siempre conlleva cierta inquietud. Sin embargo, es un alivio “constatar que la gran mayoría de los linfomas, tanto Hodgkin como no Hodgkin, tienen altas probabilidades de curación. El enfoque terapéutico suele involucrar ciclos de tratamiento, mayormente mediante quimioterapia sistémica. Aun más, las nuevas terapias, como los anticuerpos y la inmunoterapia, están emergiendo y han demostrado ser prometedoras en el manejo de estos linfomas”.
“Es alentador observar que estos tratamientos generan cambios tanto a nivel clínico como en los síntomas que aquejan al paciente. Poco a poco, los síntomas pueden disminuir o desaparecer por completo”.
Además, los análisis de sangre, que incluyen marcadores específicos, permiten evaluar indirectamente la mejoría del paciente. Esta perspectiva positiva no solo aborda la inflamación, sino también la reducción de las células cancerosas. Este progreso, sin duda, es motivo de esperanza para aquellos en proceso de diagnóstico y tratamiento.