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Sobre la vacuna contra el cáncer cervical: anotaciones de un especialista

A nivel mundial, se producen alrededor de 500 mil nuevos casos de cáncer cervical y cerca del 80% corresponde a los países en vías de desarrollo. Sin embargo, gracias los avances de la medicina hace más de una década se implementa una vacuna capaz de prevenir la aparición de este tipo de cáncer, combatiendo el principal factor de riesgo de padecerlo: el Virus del Papiloma Humano (VPH).

Sobre este particular BeHealth dialogó con el Dr. Jhon Guerra, oncólogo pediátrico y creador del Servicio de Oncología y Trasplante de Médula Ósea en el Hospital HIMA San Pablo en Puerto Rico, quien ofreció importantes datos para entender mejor el rol de la vacunación.

Virus del Papiloma Humano y cáncer

“La vacuna del VPH es una de las que más ha influenciado el aspecto médico de la salud pública a nivel mundial, pues su objetivo principal es tratar de evitar el cáncer cervical. En los países en vías de desarrollo esta es una de las mayores causas de muerte en las mujeres, por lo que esta vacuna ha sido una influencia positiva en la disminución de la mortalidad por este tipo de cáncer”, aseguró el doctor.

El VPH tiene muchos serotipos, algunos están más envueltos en la producción de cáncer cervical, sin embargo, no es el único tipo de cáncer que provoca. Según explicó el Dr. Guerra también puede producir las verrugas genitales, cáncer de pene en los hombres, cánceres anales, incluso cánceres de la faringe y de la boca; todo lo cual hace referencia a la exposición que pueda tener el paciente durante su actividad sexual. De ahí lo vital de concientizar acerca de la importancia de administrar esta vacuna en las edades recomendadas.

Edades indicadas para aplicar la vacuna

De acuerdo con el especialista, lo ideal es administrarla en preadolescentes, esos pacientes, en especial las niñas, que no han empezado su actividad sexual.  La Organización Mundial de la Salud (OMS) por lo general recomienda la primera dosis entre las edades de los 9 a los 14 años, en este caso con dos sería suficiente cuando el adolescente no ha tenido contacto sexual.

Mientras que en adolescentes un poco mayores, entre los 16 y 26 años, se recomienda también poner la vacuna, y ante la posibilidad de que estos pacientes ya tengan actividad sexual se administran 3 dosis. El oncólogo mencionó también que pasada esta edad no existen contraindicaciones para aplicar la vacuna, sin embargo, mientras antes se administre, más efectiva será.

¿Cómo funciona la vacuna contra el cáncer cervical?

Una vez que la paciente quede expuesta al VPH, el cáncer puede aparecer entre 20 y 40 años después. El virus va produciendo en el área cervical una afección precancerosa llamada displasia. Acerca de esto el doctor acotó que no todos los pacientes que se infectan con el VPH presentan cáncer, la vacuna significativamente disminuye las posibilidades de que este se desarrolle en un momento determinado.

Según señaló el galeno se han creado diferentes vacunas según los serotipos del virus. La primera de ellas fue la cuadrivalente para proteger contra cuatro serotipos (6, 11, 16 y 18); con posterioridad emergió la vacuna bivalente contra los VPH 16 y 18.

Recientemente se ha creado la nonavalente, que además de los serotipos ya mencionados incorpora otros como el 31 que usualmente también tiene que ver con el cáncer cervical, además del 33, 45, 52 y 58.

Evidentemente son muchos serotipos del VPH, pero hay unos más involucrados que otros con el cáncer cervical, por ejemplo los VPH 16 y 18 están asociados a más del 70% de los casos de cáncer cervical.

“La vacuna cuadrivalente tiene la capacidad de disminuir el cáncer cervical en un 90% y de evitar la aparición de las verrugas anogenitales en un 80%”, destacó el Dr. Guerra.

Seguridad de las vacunas e importancia para prevenir el cáncer cervical

En sus intervenciones, el oncólogo pediátrico recalcó que estas vacunas son seguras y vitales para garantizar la protección futura de nuestros niños:

“Lo más importante es estar bien educados. Alrededor de la vacuna existen muchos mitos y se han visto algunos documentales sobre sus efectos secundarios que no tienen la suficiente validez científica, todo eso provoca que las personas sientan temor. Idealmente el médico pediátrico debe ilustrar e instruir a la familia, a los padres sobre su importancia”.

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