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Fe en cada aliento: la historia de Joseline contra el cáncer de pulmón

Joseline Medina ya había librado dos batallas contra el cáncer en su familia: la de su hija menor y la de su esposo. Sin embargo, el 2018 prometía ser un año difícil para ella.

El asma y la tos seca durante las noches anunciaban algún problema médico que debía ser atendido. La doctora le indicó las pruebas de rigor para una persona asmática, entre ellas una radiografía de tórax.

El diagnóstico de cáncer de pulmón

“Primero me hice la placa de pecho porque era lo más rápido y ahí salió un puntito”, cuenta Joseline.

En un inicio se pensó que podía tratarse de un error en la radiografía y continuaron los estudios a profundidad, esta vez con una tomografía computarizada (CT) y una tomografía por emisión de positrones (TEP) que confirmaron la existencia de un nódulo en el pulmón derecho.

De inmediato acudió al oncólogo que había atendido a su esposo con anterioridad. Este corroboró el diagnóstico y la necesidad de realizar una operación de pulmón, por lo cual la remitió con un cirujano.

La fecha de la cirugía debió posponerse en varias ocasiones, y no fue hasta agosto, cuatro meses después del primer examen, que finalmente se realizó. Sin embargo ese tiempo fue suficiente para la preparación de Joseline:

“Pienso que todo tiene su propósito porque fueron cuatro meses de preparación. Ya había pasado por dos cánceres, pero cuando te toca a ti el panorama es totalmente diferente”, confiesa.

Su fe y su familia, refugio antes de la cirugía

Tiempo atrás, la familia fue invitada a una de las actividades de la Fundación Mirta Enid. En ese momento Joseline no sabía que tenía cáncer, no obstante, al escuchar los testimonios de otros sobrevivientes afirma haber tenido una extraña sensación.

“Curiosamente hubo algo en las palabras de aquellas personas, yo los escuchaba y era como si me estuviera hablando a mí”, rememora.

Ante el diagnóstico se refugió en su fe e intentó alejarse de todo:

“Yo quería prepararme espiritualmente para lo que iba a enfrentar y quería ir confiada en que Dios me ayudaría […] Me encerré, solamente salía a misa y reuniones familiares”, recuerda.

La noticia le tomó a todos en casa por sorpresa. Joseline nunca había trabajado con sustancias tóxicas y mucho menos fumado, dos de las causas principales de cáncer de pulmón.

“Sentí que necesitaba estar fuerte para darle fuerzas a ellos. Mi hija mayor se asustó más que la menor, quizás porque la pequeña ya había pasado por eso, como ella ya había visto tantos milagros en su vida me dijo: Mami tú vas a estar bien. La grande estaba un poco más temerosa, pues era una operación riesgosa. Mi esposo siempre fue un apoyo bien importante y dejó que yo viviera mi proceso cuando le dije que no quería hablar con nadie. Mi mamá demoró un poco en aceptarlo”, relata.

La operación y 17 días después

Joseline ya había visto lo que era una operación para extraer una parte dañada del cuerpo. Se informó y preparó mentalmente para ese momento, el doctor le explicó los detalles, pero, según dice, no se imaginaba cuán doloroso iba a ser.

El 15 de agosto de 2018 el cirujano retiró los dos lóbulos superiores del pulmón derecho, quedando solo el lóbulo inferior. La biopsia dio como resultado carcinoide atípico, un extraño tipo de cáncer.

Luego del procedimiento permaneció durante 17 días en el hospital pues el pulmón no sellaba.

“Fueron 17 largos días bien marcados por el dolor. Algunas veces sentía que el aire no me llegaba. Tuve que trabajar contra la ansiedad para tomar aliento, tranquilizarme, respirar suave”, asegura Joseline.

Añadido a ello no podía casi hablar y presentaba algunas heridas en las encías y la garganta, producto de la manipulación durante la cirugía, lo cual le dificultaba también alimentarse.

“Estar en silencio, para mí que me encanta comunicarme, fue una prueba bien grande. Después que pasó todo dije ¡qué bonito! porque sentí una conexión especial con Dios. Pude vivir y entender a esas personas que no pueden hablar o están en cama”, relata.

La fuerza interior en su vida

Ahora, después de dos años de la operación, Joseline ha decidido bajar de peso, procura llevar una alimentación saludable y realizar caminatas. También adiestra sus pulmones mediante ejercicios de respiración. Aún no debe bajar la guardia porque el carcinoide atípico podría regresar.

Confía mucho en la prevención y por eso exhorta a otras personas a realizarse estudios ante cualquier síntoma de alarma, en especial si se tienen antecedentes de cáncer en la familia.

Su historia es ejemplo de cuánto puede lograr la fe en circunstancias difíciles, y del poder del apoyo emocional para los pacientes.

“Nosotros tenemos una fuerza interior que no conocemos, solamente la podemos desarrollar en estos momentos. Tú tienes el poder, solo tienes que dejarlo salir”, concluye.

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