facebook_image

Cáncer de cabeza y cuello: síntomas, diagnóstico y tratamientos

En Puerto Rico se diagnostican cerca de 2.000 casos anuales de cáncer de cabeza y cuello y ocurren unas 600 muertes, según datos del Centro Comprensivo del Cáncer recopilados del 2009 al 2013. Esta condición oncológica es la quinta más diagnosticada en hombres, representando el 75% de los casos.

Así reconoció en entrevista con BeHealth el Dr. Carlos Méndez Serrano, hematólogo oncólogo en Hospitales HIMA San Pablo de Caguas, quien agregó que “en nuestra Isla esta es la sexta causa de muerte por cáncer en hombres y usualmente se presenta en pacientes de 50 a 80 años”.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo para desarrollar este tipo de tumor están identificados y pueden ser manipulados pues tenemos el control sobre ellos: el tabaquismo y el consumo de alcohol. De acuerdo con el doctor Méndez Serrano, los fumadores activos tienen de 5 a 10 veces mayores probabilidades de desarrollar cáncer de cabeza y cuello.

Otro factor de riesgo importante es el Virus del Papiloma Humano (VPH). Se conoce que este virus tiene un rol importante, ocasionando nuevos diagnósticos cada año; sin embargo, también existe una vacuna para prevenir su contagio con lo que se logra una significativa disminución de los casos.

Síntomas de cáncer de cabeza y cuello

“Los síntomas pueden aparecer de manera paulatina sin que el paciente los perciba. Un abultamiento o masa debajo de la lengua, en el cuello, en la parte de atrás del cuello o en el área supraclavicular son algunos indicios. Sentir ese nódulo que no duela y que con el tiempo crezca en tamaño, puede ser una señal temprana de cáncer de cabeza y cuello”, advirtió el especialista.

Otro síntoma frecuente que augura un diagnóstico de esta condición en estado más avanzado es la pérdida de peso y la dificultad para tragar y hablar. El doctor señaló que si se mantienen estos síntomas y no mejoran durante una o dos semanas es muy buena idea acudir ante un proveedor de salud, como un dentista u otorrinolaringólogo que pueden realizar una biopsia y descartar este diagnóstico de manera temprana.

Diagnóstico

El examen más importante para diagnosticar esta condición oncológica es una biopsia. Esta ofrece una patología certera y certifica el cáncer escamoso, que aunque no es el único, representa alrededor del 90% de los cánceres de cabeza y cuello. 

Cuando existe una sospecha siempre se recurre a los estudios radiológicos como el CT scan y el MRI de cuello, así como la tomografía por emisión de positrones (PET) que muestra exactamente qué estructura del área del cuello está envuelta y cómo debe tratarse inicialmente este paciente.

Tratamientos para el cáncer de cabeza y cuello

El tratamiento para este tipo de cáncer es usualmente multidisciplinario. Intervienen cirujanos, otorrinolaringólogos, radioncólogos y hematólogos oncólogos. De esta manera se recomiendan un tratamiento con las más altas probabilidades de cura y menos efectos secundarios a corto y largo plazo.

“Cuando es un tumor estadio 1, que aún no ha hecho metástasis, con cirugía o radioterapia directa al área afectada tenemos por lo general altas tasas de curabilidad. Cuando el tumor comienza a invadir los nódulos linfáticos fuera de su foco principal, se utiliza la terapia sistémica como quimioterapia en combinación con radioterapia […] Hemos tenido resultados muy exitosos, algunos pacientes, aunque estén en estado avanzado podrían curarse, si presentan un buen efecto al tratamiento”, explicó el galeno.

Asimismo, en los últimos años se han tenido avances significativos en el tratamiento de este subtipo de cáncer de cabeza y cuello con la introducción de la inmunoterapia, esta se puede dar sola o combinada con otros agentes quimioterapéuticos cuando existe metástasis en un estadio 4.  Ello, según el doctor Méndez Serrano que también presta sus servicios en el Hospital Menonita de Caguas, “se traduce en un control de la enfermedad y en sobrevida”.

Cuando este tipo de cáncer es detectado en estadios tempranos, presenta más de 60% de probabilidades de curabilidad. Las terapias suelen tener efectos secundarios fuertes, pero todo dependerá de cuán saludable se encuentra el paciente dentro de su enfermedad.

“Si se trata de una persona con un estilo de vida sano, tiene mayores probabilidades de tolerar y tener una respuesta positiva al tratamiento en oposición a una persona que tenga otras comorbilidades como diabetes hipertensión enfermedad renal”, puntualizó el especialista.

Publicaciones relacionadas

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba