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Terapia TKI ofrece alta supervivencia a pacientes con leucemia

La leucemia mieloide crónica (LMC) es un tipo de cáncer en la sangre que hace que la médula ósea (donde se producen las células sanguíneas) genere demasiadas células anormales

Esta enfermedad afecta principalmente a las células sanguíneas llamadas mieloides, pero también puede afectar otras como las eritroides o generalmente conocidas como glóbulos rojos, megacariocíticas (productoras de plaquetas) y, en algunos casos, a las linfoides (que hacen parte del sistema inmunológico).

Una de las características principales es la presencia del cromosoma Filadelfia, una anomalía genética que se produce en la leucemia mielógena crónica (LMC) y en otras leucemias.

Estadísticas

Se calcula que este tipo de leucemia tiene una incidencia anual de 2 casos por cada 100,000 personas y en Estados Unidos cerca de 9.300 personas reciben este diagnóstico al año. 

De igual forma, las estadísticas señalan que cerca de 150,000 personas en Estados Unidos y 5 millones de personas en todo el mundo padecen este tipo de leucemia. 

Cerca del 90 % de las personas reciben el diagnóstico de leucemia en una fase inicial, la que se conoce como fase crónica, en donde la enfermedad está avanzando lentamente y los síntomas pueden ser leves.

En otros pacientes, la enfermedad puede estar más avanzada y hacer que el paciente se encuentre en una frase blástica, la cual es más agresiva y presenta un alto número de células anormales. Este tipo de diagnóstico generalmente se da en un porcentaje de entre el 1 y 2 % de los pacientes a quienes se les detecta este tipo de cáncer. 

Avances en los tratamientos clínicos

La llegada de los medicamentos conocidos como inhibidores de tirosina quinasa (TKI) han permitido que muchos pacientes tengan un mejor pronóstico frente a la condición y han ayudado a reducir significativamente el riesgo de muerte permitiendo que incluso muchos de los pacientes con diagnóstico de leucemia mieloide crónica vivan el mismo tiempo que logra hacerlo una persona de su misma edad que vive sin la enfermedad. 

En la actualidad existen seis tipos de diferentes de inhibidores de tirosina quinasa aprobados por la FDA para tratar la leucemia mieloide crónica, sin embargo, es indispensable validar sus efectos secundarios y su efectividad con el médico tratante, ya que debe considerarse el estado de salud de cada paciente y la forma en la que cada uno de estos inhibidores puede beneficiar o afectar su salud. 

Algunos de estos medicamentos pueden generar algún tipo de efecto secundario y afectar la salud ocasionando problemas en la sangre, el corazón, los pulmones o el sistema digestivo, por lo que, resulta crucial la selección del medicamento para tratar a un paciente, basado en sus necesidades individuales y la tolerancia de cada persona. 

Para aquellos que no toleran bien este tipo de tratamiento existen otras alternativas como el trasplante alogénico de células madre, que puede ofrecer un control sobre la enfermedad, especialmente en los pacientes que tienen esta condición avanzada.

¿Cómo realizar la selección de una terapia TKI? 

Comúnmente, el objetivo del tratamiento para personas mayores de 60 años se centra en mejorar su supervivencia general, en lugar de buscar una remisión sin tratamiento.

Si se busca el logro temprano de la remisión molecular profunda y la remisión sin tratamiento o, en casos de leucemia mieloide crónica de alto riesgo, se puede preferir los TKI de segunda generación.

Factores a tener en cuenta

En estos pacientes mayores, su rango de edad, la fragilidad que presentan y las comorbilidades asociadas, son factores que se deben considerar al determinar el tipo de tratamiento de primera línea con TKI. Por su parte, el uso de TKI de segunda generación que busca inducir una respuesta molecular profunda más rápidamente con el objetivo de lograr una remisión es importante para los pacientes que son menores de 60 años. 

A la hora de seleccionar el tipo de inhibidor, se deben considerar las comorbilidades de cada paciente y buscar la alternativa que no tenga restricciones de uso asociadas a las enfermedades de cada paciente.

Los ITK de segunda generación en muchos casos están restringidos para pacientes con otras condiciones asociadas como hipertensión no controlada, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, antecedentes de tromboembolia venosa o arterial coma diabetes y enfermedad inflamatoria intestinal. 

 «La leucemia mieloide crónica es una neoplasia mieloproliferativa que generalmente se trata eficazmente con inhibidores de la tirosina quinasa (ITK), lo que mejora la supervivencia de forma similar a la de la población general de la misma edad. Muchos pacientes requieren terapia continua con ITK. Por lo tanto, la terapia con ITK debe seleccionarse considerando los efectos adversos, y se debe ayudar a los pacientes a maximizar la adherencia al tratamiento con ITK», detalla la red de publicaciones médicas JAMA Network.

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