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Cáncer

Nueva guía para el manejo de cardioncología en pacientes con cáncer

La Cardiooncología es una subespecialidad creada recientemente como una rama de la Cardiología para prevenir y atender las posibles complicaciones cardiovasculares que presentan los pacientes con cáncer, leucemias y linfomas.  

Recientemente se sumó a las guías de la American Society of Clinical Oncology (ASCO) y de la European Society for Medical Oncology (ESMO) para el manejo de los pacientes oncológicos la guía desarrollada por la Sociedad Europea de Cardiología (Council of Cardio-oncology), la European Hematology Association (EHA), la European Society for Radiotherapy and Oncology (ESTRO) y la International Cardio-Oncology Society (ICOS).

¿Cuáles son los principales aspectos de la guía?

La nueva guía tiene por objetivo evitar las suspensiones innecesarias del tratamiento del cáncer y reducir el riesgo cardiovascular con medidas de prevención y tratamiento precoz de la toxicidad cardiovascular relacionada con el tratamiento del cáncer.

Se recomienda entonces un abordaje individualizado y el trabajo en equipo interdisciplinario, particularmente ante decisiones complejas. También se destaca el valor de la comunicación entre los diferentes profesionales.

En la guía también unifican conceptos, criterios diagnósticos y tratamiento de pacientes oncológicos con diversas toxicidades cardiovasculares relacionadas con el tratamiento del cáncer. Establecen nuevas definiciones de insuficiencia cardiaca/disfunción ventricular y de miocarditis e integran en un grupo a todas las toxicidades vasculares.

Por otro lado, hace énfasis en la relevancia de notificar al paciente de las posibles toxicidades, con el objetivo de lograr que reporte los síntomas precozmente. Además el paciente plenamente informado debe ser parte de la toma de decisiones junto al equipo multidisciplinario ante eventuales cardiotoxicidades. Se recomienda contundentemente la inclusión de herramientas digitales para lograr estos objetivos.

Otras de las recomendaciones principales abordadas en la nueva guía son:

  • Se recomienda promover un estilo de vida saludable, así como optimizar el tratamiento de los factores de riesgo cardiovascular y de la enfermedad cardiovascular preexistente, tratando de no retrasar el inicio del tratamiento oncológico.
  • Se reafirma el concepto de la evaluación del riesgo «global» y de los tres tiempos de estratificación: «Antes, durante y después de las terapias oncológicas». Se destaca que el riesgo es dinámico y que puede cambiar durante el tratamiento del cáncer, al finalizar el mismo e incluso muchos años después.
  • Los factores adicionales que se suman a la complejidad de la evaluación del riesgo de toxicidades cardiovasculares relacionadas con el tratamiento del cáncer son: tipo y pronóstico del cáncer y tipo, duración e intensidad del tratamiento oncológico (fármacos o radioterapia en áreas cardiaca y vascular), además de factores de riesgo, antecedentes cardiovasculares y oncológicos (cardiotoxicidad previa, radioterapia, etc.).

Asimismo, el paciente de bajo riesgo puede ser controlado por el oncólogo. En los pacientes con moderado, alto o muy alto riesgo se recomienda derivación a cardiooncología cuando esté disponible; alternativamente, los pacientes deben ser derivados a un cardiólogo especializado con experiencia en el manejo de enfermedad cardiovascular en pacientes con cáncer.

¿Cuál es la novedad respecto a las anteriores guías?

En esta guía en particular se diferencian las poblaciones oncológicas según la edad en la que recibieron tratamientos potencialmente cardiotóxicos (infancia, adolescencia o adultos) e incluso con claras recomendaciones de monitoreo alejado debido al riesgo de eventos tardíos. También se recomienda la evaluación del riesgo durante la gestación en mujeres que hayan recibido fármacos potencialmente cardiotóxicos, especialmente en las que presentaron algún tipo de cardiotoxicidad.

Poseen un apartado especial dedicado al abordaje de poblaciones específicas: evaluación de masas cardiacas (tumores cardiacos primarios o secundarios), amiloidosis y síndrome carcinoide. Asimismo, se realizan recomendaciones en pacientes con antecedentes cardiovasculares y cáncer activo como la
anticoagulación en portadores de prótesis mecánica. Ante la necesidad de anticoagular al paciente se recomienda evaluar el riesgo de trombosis y de sangrado, las probables interacciones farmacológicas y la preferencia del paciente.

  • Posee algoritmos de monitoreo en pacientes con dispositivos electrónicos que reciben radioterapia.
  • Se destacan el papel fundamental de la rehabilitación y el soporte emocional de la psicooncología.
  • Reafirman la importancia de la formación en cardiooncología, así como transmitir al oncólogo que la función principal del cardiólogo es ser facilitador de las diversas terapias oncológicas.
  • Establecen el papel de sociedades científicas, que deben apoyar la promoción y desarrollo permanente de esta disciplina

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