Leucemia mieloide aguda: Alimentación, ejercicio y apoyo emocional
Vivir con leucemia mieloide aguda (LMA) presenta desafíos significativos, tanto a nivel físico como emocional. Aunque los médicos pueden tratar esta forma agresiva de cáncer, tanto la enfermedad como los tratamientos necesarios pueden afectar profundamente la calidad de vida de los pacientes. Entre la fatiga constante, la debilidad generalizada y la incertidumbre sobre el futuro, el impacto puede ser abrumador.
Una dieta adecuada es fundamental para la recuperación y el bienestar en pacientes con LMA. Consumir alimentos ricos en nutrientes ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y proporciona la energía necesaria para sobrellevar el tratamiento. Las proteínas, presentes en el pescado, las aves y las legumbres, son esenciales para la reparación de tejidos y la defensa inmunológica. Los carbohidratos complejos, como los cereales integrales y las verduras, aportan la energía que el cuerpo necesita, mientras que las grasas saludables, encontradas en el aceite de oliva y los aguacates, facilitan la absorción de vitaminas cruciales.
No obstante, los efectos secundarios de la quimioterapia, como la pérdida de apetito, las náuseas y los cambios en el gusto, pueden dificultar la ingesta de una dieta equilibrada. Para mitigar estos efectos, es recomendable realizar pequeñas comidas a lo largo del día y optar por alimentos ricos en proteínas y calorías cuando sea necesario. Además, se aconseja consultar a un oncólogo o dietista para adaptar la dieta a las necesidades específicas de cada paciente, especialmente cuando se presentan niveles bajos de glóbulos blancos, lo que requiere modificaciones en la alimentación para evitar infecciones.
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La importancia del ejercicio
El ejercicio puede parecer una tarea ardua para quienes viven con LMA, especialmente cuando la fatiga es una constante. Sin embargo, mantenerse físicamente activo, incluso de manera moderada, puede tener efectos positivos en la energía y la fortaleza muscular. Comenzar con caminatas cortas y aumentar gradualmente la duración y la intensidad del ejercicio, bajo la supervisión médica, puede ayudar a combatir la fatiga y mejorar el estado de ánimo.
La actividad física no solo es beneficiosa para el cuerpo, sino también para la mente. El ejercicio suave, como el yoga o la natación, puede reducir la ansiedad y mejorar la autoestima, aspectos cruciales cuando se enfrenta a una enfermedad tan desafiante.
El diagnóstico de LMA conlleva una carga emocional considerable. Es común que los pacientes experimenten una mezcla de miedo, estrés y ansiedad. Enfrentar estas emociones de manera saludable es clave para el bienestar mental durante el tratamiento. Buscar apoyo en amigos, familiares o grupos de apoyo puede proporcionar un alivio emocional significativo. Además, técnicas de relajación como la meditación, la respiración profunda y la práctica de actividades creativas pueden ser útiles para gestionar el estrés.
La participación en grupos de apoyo, tanto presenciales como en línea, ofrece la oportunidad de compartir experiencias con otros que están pasando por situaciones similares, lo que puede ser una fuente invaluable de consuelo y fortaleza.
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Paliar los efectos secundarios del tratamiento
Los efectos secundarios de la LMA y su tratamiento pueden ser debilitantes, pero existen estrategias para mitigarlos. Por ejemplo, la pérdida de apetito y los cambios en el gusto pueden abordarse realizando comidas más pequeñas y frecuentes, y añadiendo limón a los alimentos para contrarrestar los regustos metálicos causados por la quimioterapia. Asimismo, es crucial evitar hábitos tóxicos como el consumo de tabaco, ya que pueden exacerbar los efectos adversos del tratamiento.