Posibles efectos secundarios en el tratamiento de linfoma y cómo manejarlos
El linfoma es un tipo de cáncer que afecta el sistema linfático, una parte esencial del sistema inmunológico. El tratamiento para el linfoma puede variar según el tipo y la etapa de la enfermedad, así como las necesidades individuales del paciente. Aunque estos tratamientos son efectivos para combatir el cáncer, también pueden provocar efectos secundarios significativos.
Para profundizar más sobre este tema, entrevistamos al Dr. Cristian Rodríguez, reconocido especialista en oncología de Puerto Rico, quien explicó que «cuando utilizamos quimioterapia combinada con rituximab, los efectos secundarios más comunes de la quimioterapia incluyen náuseas, vómitos, pérdida de cabello y posibles problemas cardíacos, especialmente con dosis acumuladas durante varios ciclos de tratamiento. Pacientes con hipertensión, diabetes u otros factores de riesgo pueden experimentar toxicidades cardíacas».
En cuanto al anticuerpo monoclonal, algunos efectos peculiares pueden incluir reacciones de infusión como fiebre, escalofríos, anafilaxis o dificultad para respirar, entre otros.
«En relación con la terapia de CAR-T, a diferencia de otras terapias celulares o drogas específicas, tiene efectos secundarios distintos debido a la activación del sistema inmunitario. Esto puede manifestarse con fiebre, afectación cardíaca (taquicardia) o pulmonar (falta de aire e hipoxia), y en algunos casos, temblores, dolores de cabeza, convulsiones y edema cerebral. La mayoría de estas toxicidades son tratables y reversibles, y la mortalidad por CAR-T o trasplante de médula ósea autólogo es inferior al 5%».
Cómo manejar los efectos secundarios
Los medicamentos de quimioterapia pueden tener efectos secundarios que varían según el tipo, la dosis y la duración del tratamiento. Algunos efectos secundarios comunes pueden incluir:
- Caída de pelo
- Úlceras en la boca
- Pérdida del apetito
- Náuseas y vómitos
- Diarrea o estreñimiento
- Mayor probabilidad de infecciones debido a la disminución de glóbulos blancos
- Sangrado o aparición de moretones después de heridas o lesiones menores debido a la reducción de plaquetas
- Cansancio y dificultad para respirar debido a la disminución de glóbulos rojos
Sistema inmunitario debilitado
Un sistema inmunitario debilitado puede resultar de la neutropenia, que se produce cuando la cantidad de neutrófilos en la sangre es baja. Los neutrófilos son un tipo de glóbulo blanco que combate las infecciones. La neutropenia suele ser una consecuencia de la quimioterapia.
Para evitar infecciones mientras tenga neutropenia, sigue estas instrucciones hasta que tu recuento de neutrófilos vuelva a niveles normales:
- Mantén distancia de personas enfermas.
- Lávate las manos minuciosamente con agua y jabón durante al menos 20 a 30 segundos.
- Usa desinfectante de manos a base de alcohol y frótate las manos hasta que estén secas.
- Dúchate con un limpiador dérmico antiséptico que contenga gluconato de clorhexidina (CHG) al 4 % siguiendo las indicaciones de su proveedor de cuidados de la salud.
- Si experimentas los siguientes síntomas, comunícate con tu proveedor de cuidados de la salud:
- Temperatura de 100.4 °F (38 °C) o más.
- Escalofríos o temblores.
- Signos de infección, como enrojecimiento, hinchazón, calor o pus en una lesión quirúrgica, sitio de inserción de un catéter, tos nueva, dolor de garganta o ardor al orinar.
Mayor riesgo de sangrado
Después de la quimioterapia, puede tener un recuento bajo de plaquetas durante 10 a 14 días. Esto reduce la capacidad del cuerpo para detener el sangrado o los moretones. Para hacer frente a esta situación:
- Usa un cepillo dental de cerdas suaves para proteger las encías y los dientes.
- Ten cuidado para evitar cortarte, rasparte o golpearte accidentalmente.
- Si necesitas afeitarte, utiliza una rasuradora eléctrica.
- Evita actividades que puedan causar lesiones.
- No utilices supositorios rectales ni enemas.
Si notas sangrado inusual, sangre en la orina o las heces, moretones inexplicables, cambios en la visión o dolores de cabeza intensos, comunícate con tu proveedor de cuidados de la salud.
Debilitamiento del cabello o caída del cabello
Algunos tipos de quimioterapia pueden causar la caída del cabello, que suele ocurrir de 2 a 4 semanas después del primer tratamiento. Si tu cabello se cae, comenzará a crecer nuevamente después de algunos meses. Durante este proceso, el cabello puede tener un color o textura diferente. Para hacer frente a la caída del cabello:
- Considera cortar tu cabello si es largo antes de iniciar el tratamiento.
- Lávate el cabello y utilice acondicionador cada 2 a 4 días con champú suave y enjuague cremoso.
- Utiliza champús y acondicionadores con protector solar para proteger el cuero cabelludo de los daños causados por el sol.
- Evita exponer el cuero cabelludo al sol y mantelo cubierto en verano e invierno.
- Duerme con una almohada de satén o seda para reducir enredos en el cabello.
Neuropatía (entumecimiento u hormigueo en manos y pies)
Algunos medicamentos de quimioterapia pueden afectar los nervios de las manos y pies, causando entumecimiento o hormigueo. Para enfrentar estos síntomas:
- Haz ejercicio regularmente y deja de fumar.
- Evita el consumo excesivo de alcohol.
- Usa guantes y calcetines abrigados en climas fríos.
- Ten cuidado con la cocina y el uso de objetos calientes para evitar quemaduras.
- Considera la acupuntura como opción de tratamiento.
Cambios en las uñas y la piel
La quimioterapia puede provocar cambios en la piel, como oscurecimiento, sequedad y picazón, así como debilitar y agrietar las uñas. Para cuidar tu piel y uñas durante el tratamiento:
- Mantén manos y pies bien hidratados con cremas o pomadas sin fragancia.
- Evita la exposición directa al sol y utiliza protector solar con SPF 30 o superior.
- Protegw tus manos cuando realices actividades que puedan dañar las uñas.
- Pregunta a tu proveedor de cuidados de la salud sobre el enfriamiento de las uñas para reducir los cambios en las mismas durante la quimioterapia.
Llama a tu proveedor de cuidados de la salud si:
- La piel se está pelando o formando ampollas.
- Tienes un sarpullido.
- Has notado bultos o nódulos nuevos en la piel.
- Experimentas dolor y enrojecimiento en las cutículas.
- Tus uñas se están pelando o separando del lecho ungueal, o si estás perdiendo líquido debajo de las uñas.
Sensibilidad al frío
La sensibilidad al frío se manifiesta a través de entumecimiento, hormigueo leve o calambres en las manos y pies. También puede experimentar sensación inusual en la lengua, como pesadez o dificultad para moverla, lo que puede afectar su habla. Los labios y la lengua pueden tener hormigueo o espasmos (tics), y en algunos casos, puede sentir que arrastra las palabras.
Esta sensibilidad al frío puede ser desencadenada por factores como el clima frío, alimentos o bebidas frías. Por lo general, mejora o desaparece entre los tratamientos de quimioterapia, pero puede tomar más tiempo si has recibido varios tratamientos. Para hacer frente a la sensibilidad al frío, puedes seguir estas recomendaciones:
- Evita alimentos y bebidas frías.
- Cubre tu nariz y boca cuando estés afuera en clima frío para evitar respirar aire frío.
- Usa guantes cuando estés en climas fríos o manipule objetos fríos.
- Evita el uso de almohadillas térmicas o compresas calientes, ya que puedes no sentir el calor adecuadamente y sufrir quemaduras.
Fatiga
La fatiga es uno de los efectos secundarios más frecuentes en personas que reciben tratamiento para el linfoma. Puede ser debilitante y afectar la capacidad del paciente para realizar actividades diarias. Para manejar la fatiga, es importante descansar lo suficiente y priorizar las actividades diarias. Es posible que sea necesario ajustar el horario y permitirse más tiempo para descansar. La actividad física moderada, como caminar, puede ayudar a mejorar los niveles de energía con el tiempo. Comunicar los niveles de fatiga al equipo médico es importante para que puedan ajustar el tratamiento si es necesario.
Náuseas y vómitos
Algunos tratamientos, como la quimioterapia, pueden causar náuseas y vómitos. El médico puede recetar medicamentos antieméticos para reducir estos síntomas. Además, comer comidas más pequeñas y frecuentes, evitar alimentos grasos o pesados, y mantenerse hidratado puede ayudar a reducir las molestias. Es esencial comunicar al equipo médico si los síntomas persisten o son severos.
Problemas digestivos
La quimioterapia y la radioterapia pueden afectar el revestimiento del tracto digestivo, lo que puede causar diarrea, estreñimiento o irritación estomacal. Mantener una dieta equilibrada y rica en fibra, beber suficiente agua y evitar alimentos que irriten el tracto digestivo puede ayudar a aliviar estos problemas.
Cambios en el peso
La quimioterapia y la inmunoterapia pueden causar cambios en el peso del paciente. Algunas personas pueden aumentar de peso debido a la retención de líquidos, mientras que otras pueden perder peso debido a la pérdida del apetito. Es importante mantenerse hidratado y seguir una dieta equilibrada. Si la pérdida de peso es significativa, es crucial comunicárselo al equipo médico para que puedan ofrecer asesoramiento y apoyo adecuados.
Problemas emocionales
El diagnóstico y el tratamiento del linfoma pueden causar estrés, ansiedad y depresión. Es esencial hablar sobre estos sentimientos con el equipo médico, familiares o amigos cercanos. A veces, un consejero o psicólogo puede brindar apoyo emocional adicional durante este proceso.
Es fundamental que los pacientes se comuniquen abiertamente con su equipo médico sobre cualquier efecto secundario que experimenten. Cada persona puede responder de manera diferente al tratamiento, y el equipo médico está capacitado para brindar apoyo y ajustar el plan de tratamiento si es necesario. El apoyo de amigos y familiares también puede ser de gran ayuda durante este período.
Fuentes: American Society of Clinical Oncology, American Cancer Society, Memorial Sloan Kettering Cancer Center