Enfermedad injerto contra huésped: Desafío luego del trasplante de células madre
La enfermedad injerto contra huésped (GVHD) es una complicación grave que puede surgir después de un trasplante de células madre de un donante. En este proceso, las células inmunitarias del donante (injerto) reconocen las células del receptor (huésped) como extrañas y las atacan. Esta reacción inmunitaria puede afectar gravemente a diferentes órganos y tejidos del receptor, y es una de las principales complicaciones de los trasplantes de médula ósea o células madre.
Tipos de GVHD: aguda y crónica
Existen dos formas principales de GVHD: aguda y crónica. La GVHD aguda suele aparecer en los primeros 100 días después del trasplante y afecta principalmente la piel, el tracto gastrointestinal y el hígado. Los pacientes pueden presentar erupciones cutáneas, diarrea, náuseas, vómitos e ictericia (coloración amarillenta de la piel). La GVHD crónica, por otro lado, aparece después de los 100 días y puede afectar múltiples órganos, como los pulmones, el hígado, la piel, los ojos y la boca. Esta forma crónica puede ser debilitante y prolongada, provocando complicaciones graves a largo plazo, como rigidez articular, sequedad ocular y úlceras bucales.
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Factores de riesgo y prevención
El riesgo de desarrollar GVHD aumenta cuando el donante y el receptor no son completamente compatibles en términos de antígenos leucocitarios humanos (HLA). Para reducir este riesgo, los médicos seleccionan cuidadosamente a los donantes y administran medicamentos inmunosupresores que debilitan el sistema inmunológico del receptor, previniendo o minimizando la reacción del injerto contra el huésped. Sin embargo, incluso con estas precauciones, la GVHD puede desarrollarse. Cuando esto ocurre, se emplean esteroides y otros inmunosupresores para controlar la respuesta inmunitaria y proteger los órganos del receptor.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico de la GVHD se realiza a través de la observación de los síntomas clínicos y la confirmación mediante biopsias de los órganos afectados. Es fundamental que los pacientes y médicos trabajen juntos para detectar signos tempranos de la enfermedad, ya que la intervención oportuna puede mejorar considerablemente el pronóstico.
El tratamiento de la GVHD varía según la gravedad y los órganos afectados. Los esteroides son el tratamiento estándar para reducir la inflamación y controlar la actividad inmunitaria. En los casos graves o resistentes, se pueden emplear otros inmunosupresores adicionales. Además, las terapias biológicas, como los anticuerpos monoclonales, están en investigación para tratar las formas más severas de la enfermedad.
Efectos a largo plazo de la GVHD
La GVHD crónica puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes, ya que puede provocar complicaciones a largo plazo como fatiga crónica, problemas respiratorios, dificultad para moverse y malestar ocular o bucal. Es importante que los pacientes mantengan un seguimiento constante con su equipo médico para controlar los síntomas y ajustar el tratamiento según sea necesario.
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