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Linfoma

Linfoma de células del manto: todo lo que debes saber

El linfoma de células del manto es un cáncer de la sangre muy poco frecuente: representa entre el 2% y el 5% de todos los linfomas. Puede afectar al sistema linfático, sangre periférica u otros órganos o tejidos como médula ósea, hígado o bazo, entre otros. 

¿Qué es un linfoma?

Linfoma es el nombre que reciben diferentes tumores que surgen a partir de los linfocitos, que son un tipo de glóbulos blancos cuya función es protegernos de las infecciones. Hay tres tipos de linfocitos (células B, células T y células citolíticas naturales) y la mayor parte se encuentran en el sistema linfático, esto es, en los ganglios linfáticos, el bazo y las amígdalas (situadas en la garganta).

¿Qué es el linfoma de células de manto?

Los linfomas se dividen de manera general en dos categorías: linfomas de Hodgkin y linfomas no Hodgkin. El linfoma de células del manto es uno de los alrededor de 70 tipos diferentes de linfoma no Hodgkin que se han identificado. 

Es una forma rara de linfoma no Hodgkin, un tumor maligno que afecta a los órganos del sistema linfático. El linfoma del manto, en particular, está relacionado con la proliferación incontrolada de un tipo concreto de glóbulos blancos -linfocitos de tipo B- y se desarrolla en una zona de los ganglios linfáticos denominada manto.

¿Qué partes del cuerpo pueden verse afectadas por el linfoma de células del manto?

Las partes del organismo a las que puede afectar el linfoma de células del manto son:

  • Los ganglios linfáticos. La mayor parte de los pacientes tienen varios ganglios linfáticos afectados, como pueden ser los de la garganta (amígdalas y vegetaciones).
  • Bazo, hígado o médula ósea.
  • Determinadas zonas del aparato digestivo, como el tubo gastrointestinal (el esófago, el estómago y los intestinos).
  • También puede afectar a la sangre que circula por el cuerpo, llamada sangre periférica.

Clasificación del linfoma de células del manto

El linfoma de células del manto se puede clasificar en distintos subtipos en función de cuánto hayan cambiado de forma y tamaño las células cancerosas con respecto a las células normales:

  • Tipo común o clásico: es el más común y se caracteriza por el aumento de linfocitos de pequeño o mediano tamaño.
  • Variante blástica: es un tipo de linfoma de células del manto en el que los linfocitos son de tamaño intermedio (más grandes que en el tipo clásico) y se multiplican más rápidamente.
  • Variante pleomórfica: los linfocitos son de tamaño intermedio-grande, y puede confundirse con otro tipo de linfoma llamado linfoma B difuso de células grandes. 

Síntomas del linfoma de células del manto

Los pacientes con esta enfermedad pueden presentar:

  • Pérdida del apetito y de peso
  • Fiebre
  • Sudores nocturnos
  • Náuseas y/o vómitos
  • Indigestión
  • Dolor o distensión abdominal
  • Sensación de “saciedad” o molestias debido al agrandamiento de las amígdalas, el hígado o el bazo
  • Presión o dolor en la zona lumbar que a menudo se extiende hacia una o ambas piernas
  • Fatiga a causa de la anemia.

Las complicaciones que comúnmente se observan debido a la progresión de la enfermedad pueden incluir: 

  • Deficiencias de células sanguíneas o citopenias (neutropenia, la deficiencia de glóbulos blancos; anemia, la deficiencia de glóbulos rojos; y/o trombocitopenia, la deficiencia de plaquetas). 
  • Estas deficiencias son provocadas por la proliferación de las células del linfoma en la médula ósea que desplazan a las células sanguíneas normales, disminuyendo así la producción de células sanguíneas.
  • Complicaciones gastrointestinales, pulmonares o del sistema nervioso central (SNC)
  • Debido a que la enfermedad es extraganglionar (se presenta en órganos fuera de los ganglios linfáticos), pueden desarrollarse múltiples pólipos en el intestino delgado del tubo gastrointestinal a causa de la proliferación de las células del linfoma. 
  • Leucocitosis, o cantidad elevada de glóbulos blancos, si la enfermedad se presenta en las arterias y venas (sangre periférica), provocando así una fase leucémica de la enfermedad.

Diagnóstico 

Los pacientes con un posible diagnóstico de linfoma deben asegurarse de que el subtipo haya sido correctamente identificado. El tratamiento adecuado depende de saber el subtipo específico. 

La evaluación inicial de un paciente con diagnóstico reciente de linfoma de células del manto debería incluir:

  • Examen físico con especial atención a las zonas de los ganglios linfáticos
  • Evaluación del estado funcional del paciente, es decir, la capacidad del paciente de realizar ciertas actividades de la vida cotidiana sin la ayuda de otras personas 
  • Presencia de síntomas de linfoma 
  • Las pruebas de laboratorio deberían incluir: 
  • Un hemograma (conteo sanguíneo completo o CBC, por sus siglas en inglés) con fórmula leucocitaria y perfil metabólico completo
  • Una medición de la deshidrogenasa láctica en suero (LDH, por sus siglas en inglés) 

Los linfomas se diagnostican mediante el análisis del tejido afectado, obtenido por medio de una biopsia quirúrgica, por lo general de un ganglio linfático.

Tratamiento

El tratamiento depende del estado de salud y la edad del paciente, así como de las características y el grado de avance de la enfermedad.

En general, el tratamiento del linfoma de células del manto emplea quimioterapia para destruir las células tumorales. Este tratamiento se administra en varios ciclos a lo largo del tiempo, y puede durar varios meses o años. A veces, sobre todo cuando la enfermedad aún está en sus primeras fases y no se ha extendido ampliamente por todo el cuerpo, también puede utilizarse la radioterapia. Por último, en los casos más graves, los médicos pueden prescribir un trasplante de médula ósea o de células madre.

Fuentes: Janssen y Leukemia and Lymphoma Society

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