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Julieta: la innovación colombiana que transforma la detección del cáncer de mama

Valentina Agudelo no imaginaba que una feria de emprendimiento en el cuarto semestre de su carrera en la universidad sería el punto de partida para cambiar vidas. “Éramos tres mujeres y queríamos crear un proyecto de mujeres para mujeres”, cuenta a BeHealth. El punto de partida fue la vivencia cercana de una amiga, cuya madre enfrentaba un cáncer de tiroides. Ese dolor familiar despertó en ellas la inquietud por entender más sobre las enfermedades oncológicas.

Fue entonces cuando descubrieron una dura realidad: “El cáncer de mama es extremadamente sensible a la etapa en la que se detecta. La tasa de supervivencia supera el 90% si se detecta a tiempo, pero cae al 30% si se detecta tarde”, explicó Agudelo. En Colombia, como en muchos países, la detección tardía es la norma. Para Valentina, esta problemática dejó de ser solo médica:

“Es un problema operativo. Los médicos saben curar el cáncer si se les da el tiempo para hacerlo”, dijo.
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Con esa convicción, nació Julieta, un dispositivo portátil, no invasivo, que permite tamizar a mujeres con potencial riesgo de cáncer de mama. Aunque no diagnostica la enfermedad, sí alerta sobre anomalías que deben ser revisadas con mayor profundidad.

Tecnología con propósito: así funciona Julieta

Julieta es un dispositivo que funciona a través de una aplicación conectada por Bluetooth. “Tiene un cable con 12 derivadas —seis por seno— que se colocan alrededor del pezón”, explica Valentina. En apenas cinco minutos, sin necesidad de conexión a internet o energía constante, el sistema entrega un resultado que indica si la mujer debe ser priorizada para revisión médica.

El dispositivo mide la conductividad eléctrica del tejido mamario, y gracias a un algoritmo desarrollado durante años de investigación, puede identificar señales tempranas que podrían sugerir presencia de tejido anormal.

“Nosotras no hacemos un diagnóstico, pero sí ayudamos a que las mujeres lleguen antes a la atención médica adecuada”, enfatiza la fundadora.

Hoy, Julieta ha sido utilizada en más de 2.500 tamizajes clínicos y cuenta con el respaldo del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), que es la autoridad regulatoria en Colombia, tras rigurosos procesos de validación científica en alianza con la EPS Sura y la Liga contra el Cáncer. Además, gracias al apoyo de la Fuerza Aérea Colombiana, han logrado llevar esta tecnología a zonas remotas del país sudamericano como La Guajira, Caquetá, Guaviare y el Amazonas.

“Hay mujeres que nunca habían visto un solo dispositivo médico y ahora pueden tamizarse para cáncer de mama”, recuerda Valentina con emoción.
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Rompiendo barreras más allá de la salud

Pero Julieta no es solo una herramienta médica. También es una puerta de entrada a la dignidad, la información y la transformación cultural. “Muchas mujeres sienten miedo frente a la mamografía tradicional, por la radiación o el dolor. Julieta les ofrece una alternativa amigable, rápida, cómoda”, señala Valentina.

Desde el inicio, decidieron ponerle un nombre propio al dispositivo, y no fue al azar. Se inspiraron en Julieta Lanteri, pionera de la medicina social en Argentina y fundadora del concepto que inspiraría a Médicos Sin Fronteras.

“Ella fue la primera mujer en votar en su país. Era valiente, disruptiva, vanguardista. Sentimos que esa era nuestra misma vocación”, cuenta Agudelo.

Y es que Julieta es algo más grande que un aparato clínico: representa una nueva forma de pensar la tecnología en salud, centrada en las personas. “El sector salud ha sido uno de los que menos ha adoptado nuevas tecnologías. Pero Julieta demuestra que sí se puede, que hay que pensar primero en el paciente”, dijo Valentina.

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Reconocimiento internacional y visión de futuro

Hace poco, Valentina Agudelo fue galardonada en España con el Premio Princesa de Girona, convirtiéndose en una de las pocas latinoamericanas en recibirlo. “Es un orgullo enorme, pero no solo para mí, sino para Colombia y Latinoamérica. Esto demuestra que aquí también podemos crear tecnología de alto nivel, hecha desde nuestras necesidades”, afirma con entusiasmo.

Su visión va más allá del éxito local: Julieta ya está tramitando su aprobación regulatoria en otros países de la región.

“Queremos expandirnos en América Latina, y por eso estamos buscando alianzas con aseguradoras, redes de prestación y farmacéuticas para llegar más rápido a las mujeres”.

Además, en Salva Health —la empresa madre de Julieta— ya están trabajando en nuevos dispositivos. “Nos estamos enfocando en enfermedades de alta incidencia que mejoran si se detectan temprano, como diabetes, hígado graso o cáncer de pulmón”, adelanta Valentina.

A pesar de los logros, el camino no ha sido fácil. “Cuando tienes 21 años y llevas una idea así, nadie te cree. Por eso fue clave el respaldo de Sura desde el inicio. Escuchamos mil veces que no, pero un millón de veces que sí. Esa perseverancia es lo que lo hizo realidad”.

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La motivación para seguir también tiene raíces personales. “Mis abuelos y mis padres fueron emprendedores. Llevo eso en la sangre. Además, siempre he creído que si la mujer de la casa está bien, la casa está bien. Por eso todo lo hacemos con enfoque de género”.

Un mensaje para las nuevas generaciones

Al final de la entrevista, Valentina se toma un momento para reflexionar. ¿Qué les diría a las niñas que sueñan con cambiar el mundo desde la ciencia o la salud?

“Que emprender es un camino difícil, pero profundamente gratificante. Si creen en su idea con el corazón, si perseveran, si se rodean de los aliados correctos, lo imposible se vuelve realidad”.

Julieta no es solo un dispositivo. Es un símbolo. Un recordatorio de que cuando la ciencia se encuentra con la empatía y el propósito, pueden salvarse vidas. Y de que en Colombia, sí se pueden construir soluciones globales desde el talento, la innovación y el corazón.

 

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