Acompañar para sanar: las reflexiones de Maribel Medina con los niños que enfrentan cáncer

A veces, en medio de los diagnósticos más duros, el alivio no llega únicamente a través de un medicamento, sino del acompañamiento humano, de ese gesto constante y cálido que sostiene a quienes atraviesan un momento que jamás imaginaron vivir. Así lo expresó la enfermera Maribel Medina, BSN, CON, durante una conversación con BeHealth, donde compartió la complejidad emocional, técnica y profundamente humana de atender a pacientes pediátricos diagnosticados con leucemia.
Desde su experiencia, Medina reconoce que recibir esta noticia cambia por completo la vida de las familias. “No es fácil, porque desde que el médico le interpreta el diagnóstico a los familiares y al paciente, ellos caen en un shock; asocian leucemia con muerte”, dijo.
Sin embargo, también subrayó que hoy existen avances significativos, tratamientos más efectivos y, sobre todo, un equipo preparado para acompañar cada paso del proceso.
Para ella, la labor de enfermería es mucho más que administrar medicamentos o seguir un protocolo. “Estamos mano a mano con ellos explicándole los procedimientos, los tratamientos y que hay sistemas de apoyo como psicólogos y trabajo social”, explicó. Este acompañamiento articulado permite reducir la ansiedad tanto del paciente como de su círculo familiar, creando un ambiente más seguro en medio de la incertidumbre.
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Medina también recordó que la leucemia continúa siendo el cáncer pediátrico más común, aunque las causas aún no están claras. “Puede ser predisposición genética o estresores externos que no sabemos”, dijo. Frente a un origen incierto, la humanidad del cuidado se convierte en una herramienta esencial para transitar el proceso.
El cuidado que sostiene a las familias
La presencia de enfermería es constante, incluso en los momentos más difíciles. “Nosotros estamos 24/7 y este paciente, cuando es diagnosticado, su primera estadía dura 30 días en el hospital”, aseguró.
Durante ese tiempo, las familias deben reorganizar su rutina, hacer sacrificios y aprender a convivir con nuevos miedos y responsabilidades.
En ese escenario, el equipo de enfermería se convierte en un puente de calma. “Lo primero que hacemos: le decimos los efectos adversos y cómo minimizarlos. Estamos todo el tiempo con apoyo emocional y comunicación terapéutica”, compartió y aseguró que la confianza, esa que nace del acompañamiento genuino, es tan importante como cualquier medicamento.
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Pero Medina también reconoce la importancia del autocuidado profesional. “Nosotros educándonos y si nos sentimos un poquito con ansiedad o tristes, nos ayudan a manejarnos”, dijo, recordando que quienes cuidan también necesitan apoyo.
Su mensaje final es profundamente esperanzador: “No están solos y están en manos de profesionales valiosos”. Un recordatorio de que, aun en los días más oscuros, siempre hay alguien dispuesto a acompañar, orientar y abrazar con ciencia, entrega y corazón.
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