Grupos de apoyo: ¿cuándo se necesitan después de un diagnóstico de cáncer?

Muchas personas después de ser diagnosticadas con cáncer tienen la suerte de contar con el apoyo de familiares y amigos. Es una presencia muy útil, que puede facilitar el manejo de la enfermedad, ayudar a organizar las tareas diarias y brindar apoyo psicológico. Sin embargo, hay un elemento que ni siquiera los familiares y amigos más cercanos pueden aportar: la experiencia directa de la enfermedad.

Es por eso que asistir a un grupo de apoyo desde el principio puede tener muchos beneficios. Los grupos de apoyo, tanto los mediados por un tercero como un psicólogo o un consejero que actúa como facilitador, como los compuestos únicamente por pacientes, denominados autoayuda, están formados por personas que comparten la misma enfermedad. Hay diferentes tipos, pero la dinámica del encuentro entre pares y el intercambio de información basado en el intercambio de experiencias son las mismas.

Algunas investigaciones muestran que unirse a un grupo de apoyo mejora tanto la calidad de vida como la supervivencia de los pacientes. De hecho, precisamente en virtud de la experiencia común , los grupos de apoyo pueden ayudar a los pacientes a no sentirse solos con su enfermedad y a sentirse comprendidos. En las reuniones tienes la oportunidad de expresar esos sentimientos  que muchas veces quedan sumergidos y no se procesan, así como los problemas más íntimos que muchas veces cuesta comunicar.

De esta manera, compartir ansiedades y preocupaciones adquiere un valor terapéutico y ayuda a manejarlas mejor. Las reuniones, entonces, son una fuente inagotable de información práctica : desde las relativas a la gestión de tratamientos y efectos secundarios hasta las relacionadas con el trabajo, por ejemplo. Para encontrar un grupo de pacientes al que unirse, la forma más sencilla es acudir al centro donde se le está tratando o a las asociaciones de pacientes de su ciudad.