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Mielofibrosis, el raro tipo de leucemia del que casi no se habla

Dentro de los múltiples tipos de leucemia que existen hay uno del que rara vez de habla: la mielofibrosis. Este es uno de los más crónicos y se caracteriza por causar anomalías en los tejidos que producen la sangre para todo el cuerpo humano. ¿La conocías?

Este tipo de leucemia, al igual que la mayoría de estos cánceres, ocurre en la médula ósea. Dentro de sus principales efectos está que causa cansancio excesivo, debilidad y desencadena anemia en quienes lo padecen.

Inclusive, la mielofibrosis también puede generar cicatrización de la médula ósea, generando que se disminuyan las plaquetas en la sangre. Esto, de acuerdo con la literatura médica, podría aumentar que quien la padece enfrente mayores sangrados. 

Es más, otro de los riesgos de esta leucemia es que podría causar que el bazo aumente de tamaño. Ten en cuenta que, aunque la mielofibrosis pertenece a un grupo de enfermedades llamadas trastornos mieloproliferativos, podría ocurrir o por sí sola o como resultado de otro trastorno de la médula ósea que, comúnmente, se conoce como mielofibrosis secundaria.

Sintomatología

Aunque algunas personas con la enfermedad puede que no presenten síntomas, existen otros que sí e incluso podrían ser crónicos. Algunos de los más comunes suelen ser:

  • Sensación de cansancio, debilidad o dificultad para respirar, generalmente por anemia
  • Dolor o pesadez debajo de las costillas del lado izquierdo, debido a un agrandamiento del bazo
  • Hematomas que se producen con facilidad
  • Tendencia al sangrado
  • Sudoración excesiva durante el sueño (transpiración nocturna)
  • Fiebre
  • Dolor de huesos

Causantes

Por lo general, esta condición suele generarse por modificaciones o mutaciones en las células madre de la médula ósea. Además, dentro de los factores de riesgo están la edad: quienes tienen más de 50 años tendrían más riesgo. Así mismo, los que padecen otros tipos de trastornos como la policitemia vera también pueden desarrollar la mielofibrosis.

La relación con químicos y la exposición a la radiación, como ocurre con otros cánceres, también ha sido vinculada con un desarrollo de ese tipo de leucemia.

Diagnóstico y tratamiento

Para saber si padeces esta condición te suelen practicar una exploración física de los signos vitales, el pulso, la tensión arterial; luego, deberás someterte a pruebas de sangre, de imágenes y hasta análisis de la médula ósea.

Una vez se sabe que padeces mielofibrosis, te pueden prescribir transfusiones de sangre para tratarla, sumado a terapia con andrógenos, entre otras varias opciones como quimioterapia, cirugías y más.

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