Evolución en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de pulmón
En noviembre se conmemora el Mes de Concientización sobre el Cáncer de Pulmón y el Dr. Robert Hunter, hematólogo-oncólogo, se unió a BeHealth para hacer un llamado a la comunidad a buscar estrategias de prevención y detección temprana.
El especialista fue enfático y dirigió su mensaje especialmente a todas las personas que fuman:
“Si fumas deja de fumar, ya que está claramente asociado al riesgo de desarrollar cáncer de pulmón”, expresó.
Sin embargo, destacó a su vez, que para quienes tienen esta adicción y se les dificulta o les parece imposible abandonar el hábito, existen técnicas en la actualidad que permiten tener una detección temprana y por ende un tratamiento oportuno en caso de confirmarse un diagnóstico de cáncer.
Entre ellas se destacan:
- Tomografías computarizadas de baja resolución (1 vez cada 2 años)
- Una placa de pecho anualmente
- Y para quienes ya presentan síntomas pulmonares o respiratorios, su llamado se centra en acudir al médico primario para recibir la evaluación apropiada.
El cáncer en el pasado
El linfoma de Hodgkin, enfermedad por la que se forman células malignas (cancerosas) en el sistema linfático, el cáncer de cuello y el cáncer de mama, eran tratados con cirugía, quimioterapia y radiación, esta última, particularmente en la mama o en el pecho.
Tiempo después, la investigación clínica evidenció que el linfoma puede estar asociado al desarrollo de cáncer de pulmón 15 o 20 años después.
Frente a esto, el Dr. Hunter, destacó que, en pacientes tratados bajo estas técnicas, debe considerarse como un factor de riesgo.
“Hoy en día la radiación es mucho más selectiva y más específica hacia el área donde hay la transformación maligna y en casos como linfoma solo se irradia el área donde se encuentra”, explicó.
Contrario a los que ocurría anteriormente, en donde para el caso de los pacientes con linfoma, se hacía radiación sobre toda el área anatómica para estar seguros de que los alrededores quedaran limpios de tumor.
Asimismo, el uso de rayos X era común para evaluar tiroides y otras estructuras aledañas, lo que también inducía años después a un riesgo de cáncer de pulmón.