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Anemia y cáncer: lo que necesitas saber

La anemia puede producirse como resultado de ciertos tratamientos contra el cáncer (como la quimioterapia y la radioterapia) o ser causada por la propia enfermedad. Hay diferentes tratamientos, dependiendo del origen de la anemia.

¿Qué es la anemia?

La anemia es una reducción anormal del nivel de hemoglobina en la sangre. Cuando el número de glóbulos rojos disminuye, la cantidad de hemoglobina también disminuye. Los tejidos y órganos ya no reciben suficiente oxígeno. Privado de su «combustible», el cuerpo se debilita porque está funcionando al ralentí.

Síntomas de la anemia

Los primeros signos de anemia son una sensación de fatiga crónica, palidez (especialmente en los párpados inferiores), mareos, falta de aliento al realizar esfuerzos, problemas de concentración y memoria, aumento de la frecuencia cardíaca y dolores de cabeza.

Tan pronto como aparezcan estos síntomas, hable con el equipo médico. No deje que la anemia se asiente, sobre todo porque es fácil de diagnosticar: su médico le prescribirá un análisis de sangre para comprobar su nivel de hemoglobina en la sangre. Además, hay soluciones o tratamientos adaptados a las diferentes causas de la anemia.

Para cada causa de anemia, hay un posible tratamiento

La anemia puede ser causada por los tratamientos que se le prescriben o por las consecuencias del propio cáncer. Hay tres causas principales de anemia que pueden llevar a una anemia cancerosa:

Deficiencia de ciertos nutrientes: el hierro y ciertas vitaminas del grupo B (B9 o ácido fólico, B12) intervienen en la fabricación de hemoglobina y en la producción de glóbulos rojos.

Producción de glóbulos rojos: La capacidad de la médula ósea para producir glóbulos rojos de buena calidad puede verse afectada por la propia enfermedad y/o sus tratamientos (quimioterapia, radioterapia).

Hemorragia: Puede ocurrir durante una cirugía o en órganos como el estómago o los intestinos. En este último caso, si la pérdida de sangre no es muy grande sino continua, la cantidad de glóbulos rojos disminuye de forma crítica.

Su dieta es la fuente natural que proporciona a su cuerpo los nutrientes esenciales. Si la anemia persiste a pesar de una dieta equilibrada, se puede considerar la posibilidad de tomar suplementos de hierro y vitaminas del grupo B.

Es posible aumentar la cantidad de glóbulos rojos en la sangre de diferentes maneras. Una transfusión de sangre tendrá un efecto casi inmediato y es preferible para la anemia grave. También se puede considerar la posibilidad de inyectar eritropoyetina, que estimula la producción de glóbulos rojos por parte del cuerpo.

En todos los casos, el equipo médico es capaz de proponer la solución más adecuada en función de la gravedad y la causa de su anemia.

¿Demasiado cansado? No decidas interrumpir su tratamiento

Nunca reduzca o detenga su tratamiento sin consejo médico, incluso si siente que está cansado. Usted puede estar en riesgo. La anemia puede ocurrir como resultado de ciertos tratamientos para el cáncer (como la quimioterapia y la radiación) o puede ser causada por la propia enfermedad. Hay diferentes tratamientos, dependiendo del origen de la anemia para reducir su eficacia y así comprometer sus posibilidades de recuperación.

De hecho, en la mayoría de los casos, el tratamiento de la anemia es suficiente para ayudar a recuperar la forma y el dinamismo. Si experimenta fatiga crónica, hable con su médico.

Recuerde que se recomienda el ejercicio regular cuando esté cansado.

Prevención de la anemia: llevar una dieta equilibrada y regular

Pones todas las posibilidades de tu lado adoptando una dieta sana, equilibrada y regular. En particular, la cantidad de hierro y vitaminas del grupo B (B12 y B9 o ácido fólico) debe ser suficiente en el cuerpo para asegurar la síntesis de la hemoglobina y la producción de glóbulos rojos.

El hierro está presente en cantidades significativas en los huevos, el pescado, la carne, el hígado, la morcilla y los cereales integrales.
La ingesta de ácido fólico (vitamina B9) se incrementa comiendo carne de vaca, levadura de cerveza, arroz integral, dátiles, guisantes partidos, salmón.

Las fuentes de vitamina B12 son el queso, las legumbres, las aves y las espinacas.

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