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Mielodisplasia: cómo saber si tengo esta condición

Los síndromes mielodisplásicos (también llamados mielodisplasias) son enfermedades de la sangre causadas por el daño de una de las células madre de la médula ósea. Las células madre dañadas no producen una cantidad adecuada de células sanguíneas funcionales, lo que provoca una deficiencia de glóbulos rojos, blancos y/o plaquetas. En un porcentaje de casos, los síndromes mielodisplásicos evolucionan hacia un tumor agresivo denominado leucemia mieloide aguda.

¿Cómo surge?

Las células madre de la médula ósea son responsables de la producción de todas las células que pueblan nuestra sangre. A diferencia de las células normales, las células madre son capaces de reproducirse indefinidamente, creando, por un lado, nuevas células madre y, por otro, los distintos tipos de células sanguíneas: glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas.

En los síndromes mielodisplásicos, una de las células madre de la médula ósea (perteneciente al subgrupo de células madre mieloides) sufre cambios en el ADN que la dañan. La célula madre dañada se multiplica, produciendo células con una estructura anormal (displásicas), que no pueden completar su maduración para convertirse en células sanguíneas, o al menos no pueden sobrevivir durante mucho tiempo. Esto provoca un agotamiento de la sangre, que se queda sin glóbulos rojos, glóbulos blancos y/o plaquetas.

¿Cuáles son los signos a reconocer en la mielodisplasia?

Algunos pacientes no presentan síntomas en el momento del diagnóstico y, en ocasiones, la enfermedad se identifica mediante análisis de sangre realizados por otros motivos.

Sin embargo, la mayoría de los pacientes con síndrome mielodisplásico presentan síntomas debido a la deficiencia de uno o más grupos de células sanguíneas.

En la mayoría de los casos, hay anemia (reducción del número de glóbulos rojos), lo que puede provocar debilidad, fatiga y dificultad para respirar (especialmente después de un esfuerzo físico). Con menor frecuencia, hay infecciones bacterianas recurrentes y prolongadas causadas por la falta de glóbulos blancos, o síntomas relacionados con la reducción del número de plaquetas: manchas en la piel, hematomas o moretones tras un traumatismo, hemorragias de la nariz, las encías o el tracto gastrointestinal.

Con el tiempo, los síndromes mielodisplásicos pueden causar:

  • Fatiga
  • Falta de aire
  • Piel inusualmente pálida (palidez) producida por un recuento sanguíneo bajo (anemia)
  • Presencia de hematomas o sangrado inusuales o que se producen con facilidad, provocados por un bajo recuento de plaquetas sanguíneas (trombocitopenia)
  • Manchas rojas del tamaño de una cabeza de alfiler justo debajo de la piel, producidas por el sangrado (petequias)
  • Infecciones frecuentes producidas por un bajo recuento de glóbulos blancos (leucopenia)

En ausencia de tratamiento, los síntomas empeoran a medida que avanza la enfermedad, que puede evolucionar hacia una leucemia mieloide aguda.

Fuentes: Mayo Clinic y American Cancer Society

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